ZOE

Sufrir un TCA hizo cuestionarme mi propio sentido de quién era yo, mi propio valor, mi derecho de estar aquí.

Cuando empecé a perder peso, todo el mundo me decía lo bien que estaba

“Cuando era pequeña tenía sobrepeso, pero nunca se habló de salud mental en el colegio o jamás se mencionó el tema de las enfermedades mentales. No tuve ninguna referencia ni conocía el problema, por lo que no hubo ninguna decisión de hacerlo, sencillamente ocurrió. Más tarde, se convirtió en un ritual al volver del cole. No sabía realmente qué me estaba pasando, tan sólo pensaba que era un poco rara. Sí que llegué a ir al médico pero como no parecía enferma lo dejaron pasar. A los seis meses dejé de purgarme, pero seguí con muy baja autoestima. Creo que esta fue la primera vez que sufrí bulimia.

Cuatro años más tarde, a los 18, me mudé a Cardiff para estudiar en la universidad y empecé a ir al gimnasio. Quería hacer Artes Marciales Mixtas, por lo que las categorías de peso eran obviamente algo importante, especialmente en mujeres. Al mismo tiempo, estaba también en una relación abusiva, así que es bastante difícil saber cuándo empezó todo. La cosa es que cuando empecé a perder peso, todo el mundo me decía lo bien que estaba. Así que pensé: "Vale, ¡qué bien! Esta soy yo, ahora sí que soy una buena luchadora".

Sinceramente no pensaba que me ocurriera nada o que estaba enferma.

“Había perdido peso y me había convencido de que ser una buena atleta tenía que ver con cuánto pesaba. Ni siquiera pensaba en las habilidades, la técnica y lo demás. Sin embargo, debido a la relación de pareja abusiva, me aferraba a cualquier cumplido que me hacían y me obsesioné con maneras de perder peso. Durante ese tiempo, tenía palpitaciones hasta casi desmayarme… pero no recibí ayuda porque pensaba que era lo que tenía que hacer. Sinceramente no pensaba que me ocurriera nada o que estaba enferma. Simplemente pensaba que así era la vida y las relaciones adultas. Pero la Navidad lo cambió todo. Sé que para muchas personas que sufren algún Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) la Navidad es bastante agobiante. Para mí, esa fue mi intervención: me fui a casa, pasé un tiempo alejada de mi (ex) novio, no me privé en exceso de comer y disfruté de estar con mi familia. Después de eso, empecé a mejorar por un tiempo.”

Recuerdo que me dieron un libro sobre cómo comer muchas patatas puede ponerte triste

“A los 20 años lo dejamos. Cuando pasó, desarrollé bulimia de nuevo debido a un sentimiento de pérdida de control. Me orientaron un poco en la universidad, pero no eran especialistas en TCA. Recuerdo que me dieron un libro sobre cómo comer muchas patatas puede ponerte triste. No me ayudaron en absoluto, y lo estaba pasando muy mal. Por suerte, empecé una relación sana con un chico que me apoyaba, pero aún seguía teniendo problemas conmigo misma. Recuerdo que ese fue un episodio especialmente difícil de bulimia comparado con otros anteriores y no sabía cómo pararlo. Lidié con ello por mi cuenta, lo que sinceramente me llevó mucho tiempo. Me restringía y luego me daba atracones. Fue una etapa emocional muy inestable, pasando por diferentes tipos de TCA. Creo que en muchos aspectos pensaba que lo estaba haciendo bien por no purgarme, pero acabé desarrollando tendencias anoréxicas y me pegaba muchos atracones.”

Hablé sobre mi salud mental porque también quería que la gente se asegurara de que estaba a salvo.

“Pasado un tiempo, entendí que no era tan importante cómo me veía o el físico que tenía , sino qué podía hacer para superarlo. Empecé a mejorar cuando decidí contarlo y decidí contarlo debido a un incidente que tuvo lugar con mi ex que me hizo enfrentarme a mis experiencias. Sin embargo, fue difícil porque ello también suponía asumir y aceptar que había estado en una relación abusiva. Fue aliviador pero doloroso. También quería hablarlo con mi familia, pero no sabía qué decir. Decidí ponerlo en Facebook y dejar que mi madre lo leyera. También estaba abierta a charlar con cualquiera que quisiera escribirme sobre lo que fuera si lo necesitaban. Había tanto en mi cabeza que no podía darle sentido a lo que ocurrió, pero escribirlo y sacarlo fuera fue definitivamente terapéutico. Hablé sobre mi salud mental porque también quería que la gente se asegurara de que yo estaba a salvo.”

Formar parte de un equipo y tener esa especie de familia cambió realmente mi visión sobre mi cuerpo.

“Durante ese tiempo, fui mucho a terapia y me ayudó. Pero lo que más me ayudó fue unirme al equipo local de fútbol americano. De repente, todos me decían cosas como: "¡eres muy fuerte y resistente!". Formar parte de un equipo y tener esa especie de familia cambió realmente mi visión sobre mi cuerpo. Y ocurrieron muchas cosas malas mientras estaba en el equipo: perdí a mis abuelos, mi amigo se quitó la vida... fue muy traumático. Podría haber ido a peor, pero continué diciéndome: "Mira, Zoe, no puedes recaer ahora, te necesitan para jugar, ¡porque eres la mejor linerbacker que tienen!". Eso me ayudó a superarlo.

Si estoy estresada o tengo un mal día me puedo llegar a sentir como en una espiral y entrar en bucle. Cuando me veo en esas malas situaciones, los pensamientos de mi ex suelen volver a mí, y creo que es porque muchos de mis problemas no resueltos vienen de aquella experiencia. Con Instagram es delicado, porque si la gente está luchando por hacer algo, por conseguir determinados objetivos… me siento mal al compararme con ellos. Pero todo el mundo es diferente, todos tienen sus movidas, cosas diferentes que hacer...Todos tenemos estilos diferentes. A pesar de que han pasado ya 10 años, empiezo terapia de nuevo la semana que viene y me pregunto por qué todavía no me he curado. En ocasiones, toca revisar tu salud mental de vez en cuando. Yo siempre intento seguir mis propios consejos y ser buena conmigo misma.”

Aunque parezca raro, sienta bien tener a gente que también te cuenta sus problemas.

“El proceso de recuperación es diferente para cada persona. Algunas no volverán a pensar literalmente jamás en ello. Yo no pienso mucho en ello realmente, o en la comida, pero si hay algún recuerdo traumático o algo, mi cabeza va directa a ese pensamiento irracional. Sé que es irracional, la clave está en ser consciente de que es irracional y que hay que pararlo. A veces olvido como empecé y necesito recordarme que no debo pasarme conmigo misma. Aún sigo comparándome con otras personas y escucho esos pensamientos, así que me doy tiempo y espacio para darme cuenta de que hay muchas cosas que he superado.

Encontrar el equilibrio es la clave. En mi caso, las conexiones con mi equipo juegan un papel. Si me siento como una mierda, sé que puedo hablar con mis amigos del equipo o con mi entrenador. Aunque parezca raro, sienta bien tener a gente que también te cuenta sus problemas. Comunicarme con mis compañeros, salir a tomar un café y charlar hace que te des cuenta de que la mayoría se sienten exactamente igual que tú. A veces, las personas que te rodean tienen muchas cosas buenas que decir sobre ti pero no sobre ellos mismos, y a mi me pasa lo mismo: tengo cosas buenas que decir sobre los demás pero no sobre mi misma. Creo que la comunicación, el aspecto positivo del entrenamiento, la familia del fútbol y el mero hecho de hablar...es lo más importante para mí.”

Sé que si puedo pasar por lo que he pasado, podré seguir levantándome. Siempre.

Ojalá hubiera sabido que merecía esa ayuda, pensaba que alguien necesitaba más esa terapia que yo porque yo no estaba tan mal. Cuando estaba en lo más bajo, sobre los 14, no tenía esperanza en absoluto. Ojalá hubiera tenido más esperanza porque tenía tendencias suicidas y me autolesionaba. Esta es la parte más negativa de sufrir un TCA, me hizo cuestionarme mi propio sentido de quién era yo, me hizo cuestionarme mi propio valor, mi derecho de estar aquí. Sentía que no era nada. Pero también me hizo darme cuenta de que aún estoy aquí, de que he llegado a conocerme a través de ese trauma, de que soy fuerte, de que soy resiliente. Sé que si puedo pasar por lo que he pasado, podré seguir levantándome. Siempre.”