SARAH
Creo que yo he sufrido para poder ayudar a otros.
Traducción de Elio Verdú.
De alguna manera, usaba el hambre y la inanición como forma de autocastigo.
“Siempre he sido muy activa y he competido desde los 7 años. A los 15, sufrí un accidente que requirió una operación de rodilla, por lo que no pude realizar ninguna actividad durante 3 meses. Pronto me deprimí, puesto que estaba muy acostumbrada a estar activa todos los días, y empecé a preocuparme por el peso, ya que cuando era más pequeña me acosaron por ser más grande que la media, así que enseguida me obsesioné con la comida y el ejercicio. Creo que unos años antes de desarrollar anorexia, mi madre ya se había dado cuenta de que dependía mucho del ejercicio y que me agobiaba cuando tenía que descansar. Al principio no era consciente de la situación. No me daba cuenta de que estaba usando la comida para lidiar con mis sentimientos, o de lo rápido que avanzaba la enfermedad. De alguna manera, usaba el hambre y la inanición como forma de autocastigo y de lidiar con las emociones y pensamientos negativos como “no ser lo suficientemente buena para las expectativas de la sociedad”. Pensaba que lo tenía bajo control, pero pronto empezó a controlarme a mí. En cuestión de un año me vi completamente perdida, muy enferma y sin entender lo que me estaba pasando. Sabía que necesitaba ayuda porque mis amistades más cercanas y mi familia estaban muy preocupadas.”
Pensaba que estaba mejorando pero en realidad trasladé mi obsesión con la comida hacia deportes como el bodybuilding.
“Acudí a un médico de cabecera que afortunadamente me remitió rápido al departamento de salud mental infantil y adolescente. Por suerte, mi provincia contaba con un equipo de atención comunitaria y un equipo de enfermeras me visitaba a diario para las comidas y las revisiones, lo que me salvó de tener que ingresar en el hospital."
Durante mi recuperación, tanto de la anorexia como de la operación de mi rodilla, decidí que quería estar fuerte. Empecé a ganar peso y a ir al gimnasio para ganar músculo. En aquel momento pensaba que estaba mejorando porque había cambiado el chip y tenía un enfoque más positivo hacia mi cuerpo. Sin embargo, lo que hice en realidad fue trasladar mi obsesión con la comida y el ejercicio hacia la competición en deportes orientados al cuerpo, como body building o powerlifiting. A pesar de que había recuperado mi peso y mi salud mental, estos deportes seguían centrándose mucho en el peso y en la imagen y yo todavía me controlaba mucho la dieta, llegando a perderme un montón de actividades sociales por mis obsesiones.”
Mis problemas no eran solo sobre la comida, se trataba de cuestiones más profundas.
“Lo peor de lidiar con un trastorno alimenticio es la soledad y yo perdí muchas amistades por ello. Tendía a aislarme porque me daba miedo lo que la gente pudiera pensar, me avergonzaba y pensaba que era la única a la que le pasaba. Me sentía loca, indefensa, como si nada en el mundo pudiera curar el dolor porque nadie podría entender mis problemas. No es algo tangible y no se puede racionalizar. Creo fue el hecho de haber sido bastante joven por lo que nadie supo como hacer frente o actuar conmigo. La salud mental es tan compleja e individual que incluso para alguien que ha sufrido es bastante difícil de explicar. No sabía como expresar mi dolor ni interactuar con el mundo, pero encontré un refugio restringiéndome la comida.
Dicho esto, los trastornos alimenticios nunca tienen que ver solo con la comida, es más complejo que eso. Tengo suerte de tener un par de amistades cercanas en mi vida que me entendieron de verdad cuando lo sufría. Recuerdo en particular que en mi cumpleaños de los 18, mi mejor amiga me compró una tarta para que nos la comiéramos juntas. Fue la única que comprendió que mis problemas no eran solo sobre la comida, que se trataba de cuestiones más profundas. Por aquel entonces, los demás me habían dado por perdida y nunca me invitaban a eventos que implicaran comida, por lo que ese acto de bondad y comprensión significó mucho para mí. Nunca quise quedarme fuera y ella me animó a unirme de nuevo.”
Todavía cargo con un enorme sentido de la vergüenza, del ridículo y de culpa.
“Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) tienen que ver con cómo percibes la realidad y eso significa, en gran parte, en cómo te percibes a ti mismo/a. Hay mucho estigma alrededor de los trastornos de la conducta alimenticia y la salud mental en general. Yo todavía cargo con un enorme sentido de la vergüenza, del ridículo y de culpa, y supongo que se debe principalmente a la falta de conocimiento e información al respecto. La gente no tiene ni idea de cómo es una enfermedad mental y ojalá hubiera más conciencia sobre la realidad de enfrentarte a ello. Creo además que la salud mental debería enseñarse en las escuelas, tener clases sobre la gestión del estrés y abordar diferentes mecanismos para sobrellevarlo es vital.”
Ojalá hubiera sabido que las personas somos muy diferentes y también lo son nuestras personalidades.
“Ojalá hubiera tenido las habilidades para estar atenta y ser autoconsciente para conocerme mejor y aceptar quien yo era. Ojalá hubiera sabido que las personas somos muy diferentes y también lo son nuestras personalidades. No lo he superado del todo, pero ahora soy consciente y tengo la capacidad para detectar los desencadenantes y tener cuidado. Además, hablo libre y abiertamente sobre la salud mental porque es lo que me ayuda a salir adelante. Creo que es genial el hecho de que más gente se esté abriendo sobre sus problemas para que, con suerte, otras personas no tengan que sufrir en silencio como lo hicieron ellas.”
Aunque no tengo todas las respuestas, puedo hacer lo mejor por concienciar y ayudar a la gente a sentirse menos sola cuando lo sufren.
“Aunque no tengo todas las respuestas, puedo hacer lo mejor por concienciar y ayudar a la gente a sentirse menos sola cuando lo sufren. Quiero que la gente sepa que no están solos y que no importa lo trivial que crean que pueda ser su problema o lo que son ellos, yo los tomaré enserio y les daré toda mi atención, siempre estaré ahí para escuchar. Pienso que todo ocurre por una razón y creo que yo he sufrido para poder ayudar a otros.”