GEORGE
Si no me hubiera roto en pedazos, no sería capaz de apreciar cada parte de quien soy.
Traducción de Elio Verdú.
Era un ciclo constante de insatisfacción con mi cuerpo.
“Durante mi infancia, viví una situación difícil porque mi padre era alcohólico (ahora lo ha superado y dedica todo el día a ayudar a otras personas que están pasando por circunstancias difíciles). Debido al caos y el agotamiento en el ambiente de casa, casi nunca participaba en conversaciones o actividades sociales con otros. A los 10 años, descubrí el rugby y pronto se convirtió en mi vida. Hacía que le gustara a la gente, me daba algo con lo que estar ilusionado y en lo que podía definirme. No obstante, a los 13 años me rompí la columna lo que me llevó a una recuperación de aproximadamente 12 meses en los que no fui al colegio ni pude ver a mis amigos. Cuando me dieron la noticia de que ya no podría jugar a rugby fue muy duro para mi y encontré refugio en la comida asi que gané una cantidad importante de peso. Cuando volví a la escuela, la gente no me lo decía mucho ni hacía comentarios, pero sabía que habían notado que había engordado y era obvio que me estaban tratando diferente. No estaba a gusto con ello así que decidí cambiar mi apariencia.”
Al principio, todos me felicitaron y me animaron porque como tenía sobrepeso no había realmente nada por lo que preocuparse. Perder peso era, aparentemente, una buena idea porque además me iba a ayudar a recuperarme más rápido de la operación. Mi cirujano intentó convencerme para dar charlas a otras personas que habían pasado por una operación recientemente e intentar enseñarles a cómo perder peso igual de rápido que yo, porque lo veían como algo maravilloso. En realidad lo que estaba pasando es que mi conducta alimentaria se vio drásticamente alterada y pronto desarrollé comportamientos y pensamientos propios de la anorexia.
Tras un tiempo, en algún punto que no recuerdo, mi objetivo pasó de querer estar más delgado a querer ser más grande y fuerte. Como hombre, se nos enseña la idea de que la musculatura está directamente relacionada con la masculinidad, así que no tenía sentido seguir estando flaco y necesitaba cambiar eso. Se convirtió en un problema porque cuando engordaba, quería estar más delgado, cuando estaba más delgado, quería engordar; por lo que era un ciclo constante de insatisfacción con mi cuerpo. No sabía realmente cómo manejar la situación y después de cada atracón acababa purgandome.”
El “George Malo” era la colección de cada pequeño fallo que experimentaba y lo escondía para que la gente no lo viera.
“La situación empeoró cuando empecé la universidad. Durante el primer año de carrera, sentía un miedo y una confusión constante y estaba desesperado por gustarle a la gente. La incertidumbre y no ser capaz de gestionar mis emociones me llevaron tener atracones más grandes y frecuentes. Hubo una vez que no salí de mi habitación en 3 semanas, en las que pedía pizza todos los días y comía todo lo que podía hasta encontrarme mal. Además de eso, debido a la dificultad de lidiar con mis sentimientos, las relaciones que tenía en la universidad eran casi un juego de adivinanzas para mí y me llevaba a un miedo incontrolable que no comprendía. En medio de todo este caos, decidí acudir a un terapeuta, quien puso de manifiesto lo que pronto llevó al diagnóstico de Trastorno por Atracón. Juntos, trabajamos para desarrollar mi inteligencia social y emocional.
Una de las cosas que hablamos durante las sesiones fue la idea de que parecía tener dos aspectos de mi personalidad o de mi ser en general, lo que se suele asociarse con gente que padece Trastorno por Atracón. Básicamente, estaba la versión de mí que era el “George Bueno” y la otra versión que era el “George Malo”. Yo me presentaba a todos como el “George Bueno” porque me avergonzaba de todo lo que hacía el “George Malo”. El George Bueno iba al gimnasio, comía sano, trabajaba duro, estudiaba mucho y nunca hacía nada mal. Pero por otra parte, el “George Malo” era la colección de cada pequeño fallo que experimentaba, errores que todo el mundo comete pero que en ese momento solo veía en mi. Esa parte mala tenía que esconderla de los demás porque en mi cabeza, todo tenía que ser perfecto. Por eso siempre mantuve a los dos George separados y me aseguré de que la gente sólo conocía mi parte buena.”
El proceso de recuperación no es una cuestión de blanco o negro.
“La terapia me ayudó a entenderme mejor y a aceptar quien soy. Sé lo que se siente al estar en una batalla constante con una mala salud mental y la verdad es que no es cierto que haya superado completamente mis problemas. No me gusta decir que me he recuperado o que estoy en proceso de hacerlo, porque no es así como lo veo. Para explicarlo de alguna manera, la gente normalmente mira las cosas desde un enfoque patogénico, es decir, como una cuestión de blanco o negro, en el que pensamos “estás bien” o “no estás bien”. En mi caso, yo suelo pensar más desde una perspectiva salutogénica, enfocada al bienestar, centrada en la salud y no en la enfermedad. Por una parte, tenemos la parte sana y por otra la enferma o la mala. Todos nos movemos a lo largo de ese espectro y navegamos de un punto a otro. Antes, pasaba más tiempo en la parte mala/enferma y alguna vez iba hacia la parte sana; mientras que ahora, tiendo a oscilar entre el centro del espectro y la parte sana. Aún tengo momentos (probablemente una o dos veces al mes) en los que algo me estresa y me hace tirar hacia la parte mala. Pero ahora estoy mucho más preparado para pasar más tiempo o moverme hacia la parte sana.”
La peor parte de los TCA es que niega todo lo positivo de ti.
“Creo que mi salud mental no es solo una cuestión “mía” porque factores externos e internos afectan e influyen en cómo me siento. Instagram, por ejemplo, es una comparación constante con los demás, no solo a nivel físico sino también porque vemos el éxito y los logros en los demás. Y eso es parte de nuestra naturaleza porque creo que funcionamos a base de comparaciones: todos nos vemos en múltiples jerarquías diferentes, con amigos, en el trabajo, la sociedad, etc. En mi opinión, a nivel evolutivo, nos comparamos para tener éxito. A pesar de que lidiar con el lugar que en teoría te toca dentro de esas jerarquías puede ser horrible, creo también que la gente con más talento es la que más sufre con esa comparación, porque sienten que no son lo suficiente.
Para mí, la peor parte de los trastornos de la conducta alimentaria es que niega todo lo positivo de ti. Yo pensaba que no era lo suficiente, que era yo el que estaba loco y que a nadie más les pasaba lo que me pasaba a mi. No podía evitar sentirme raro en este mundo y el único que tenía problemas dentro de la comunidad en la que me encontraba (el gimnasio/el mundo fitness/el deporte). Finalmente mi terapeuta me propuso compartir el “George Malo” con más gente. Vi que cuanto más lo compartía más me daba cuenta de que era un sentimiento común entre la gente de mi alrededor, la gente implicada en el gimnasio y el deporte. Todos necesitábamos un lugar donde poder liberar a nuestro verdadero yo al ver historias similares y al compartir la nuestra. A todos nos aterra pensar que somos los únicos que viven la incertidumbre y el caos de la vida. Así que creé MyoMinds, una organización dedicada a desmitificar la salud mental y hacer mainstream del intercambio de historias.”
Mi experiencia me ha forzado a ser más autoconsciente y a tener una perspectiva singular y única del mundo y de la gente.
“Si no fuera por las bajadas, no me gustarían tanto las subidas. Si no me hubiera roto en pedazos, no sería capaz de apreciar cada parte de quien soy. Probablemente sea por eso que valoro la inteligencia y el aprendizaje. Quiero que me vean como alguien inteligente y sabio porque aprendo de mi experiencia; como alguien que ha aprendido de sus problemas y sus conflictos y que siempre lo combina con la búsqueda de conocimiento constante. Con el tiempo, tuve que cuestionarme a mí mismo, tuve salir de donde estaba y verlo todo con perspectiva para entender lo que ocurría dentro de mí. Mi experiencia me ha forzado a ser más autoconsciente y a tener una perspectiva singular y única del mundo y de la gente. Eso es lo que ahora me permite ayudar a los demás a comprender su camino.”